TRASTORNOS PLEURALES


Los trastornos pleurales se relacionan con problemas que afectan el normal funcionamiento de la pleura, una fina membrana que envuelve el exterior de los pulmones y recubre la parte interna de la cavidad torácica. Justo entre ambas membranas existe una cierta cantidad de líquido que facilita el deslizamiento entre ellas con cada inhalación y exhalación.

Por supuesto, al igual que puede suceder con cualquier componente de nuestro organismo, pueden presentarse problemas con esta membrana, a los cuales se les denomina trastornos pleurales y que mencionaremos a continuación.

¿Qué tipos de trastornos pleurales existen?

Básicamente, los trastornos de la pleura pueden clasificarse en 4 tipos:

  • Pleuresía: consiste en una inflamación de la membrana que trae como consecuencia dolor punzante al respirar.
  • Neumotórax: se trata de un depósito de aire o de gases que se produce dentro de la membrana, produciendo dolor agudo, fatiga y aceleración del ritmo cardíaco. Se le identifica también por originar un tono azulado en la coloración de la piel.
  • Derrame pleural: uno de los trastornos más comunes, se entiende como una acumulación excesiva de líquido dentro de la pleura. Usualmente no presenta síntomas y por sí solo no representa mayor peligro.
  • Hemotórax: implica la acumulación de sangre en la membrana pleural y, al igual que el neumotórax, puede producir fatiga, ritmo cardíaco acelerado y pérdida considerable de peso.

¿Qué provoca la aparición de los trastornos pleurales?

Los problemas de la pleura pueden ser ocasionados por distintos factores, pero los más relevantes suelen ser:

  • Las infecciones por virus.
  • La insuficiencia cardíaca congestiva, que representa la causa más común de estos trastornos.
  • Las afecciones pulmonares, tales como la tuberculosis y la enfermedad de obstrucción pulmonar crónica.

Los trastornos pleurales pueden comprender delicadas condiciones médicas que, por supuesto, deben ser tratadas por un especialista de la salud, quien indique las medidas a tomar, a partir del diagnóstico y la evaluación previa del paciente.

Por ello, una vez experimentados y detectados los síntomas de un trastorno pleural, es indispensable acudir con un médico de cabecera para conocer si se trata o no de un problema en el funcionamiento normal de la membrana y poder atacarlo de la forma adecuada.